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Departamento de Filosofía y CTML organizan Coloquio Lutero y la reforma: 500 años

5 noviembre, 2017

La conferencia magistral estuvo a cargo del académico Diego Molina SJ, Doctorado en Teología de la Universidad Sankt Georgen de Frankfurt/Main y docente de la Universidad de Granada.

A 500 años del inicio de la Reforma de la Iglesia propiciada por Martín Lutero es pertinente promover con especial énfasis el diálogo acerca de la Reforma y de su figura central. El coloquio Lutero y la Reforma: 500 años, reunió a especialistas que reflexionaron y debatieron desde los enfoques histórico, teológico, sociológico, filosófico, del arte y la arquitectura, así como la perspectiva ecuménica entre las diversas iglesias cristianas. Organizado por el Departamento de Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado y el Centro Teológico Manuel Larraín, el coloquio pretendió colaborar a la comprensión de un acontecimiento clave de la historia moderna y sus importantes repercusiones en los más variados campos del saber y de la vida social.

La conferencia magistral estuvo a cargo del académico de la Universidad de Granada, Diego Molina SJ, a la que asistieron académicos, alumnos y jesuitas. En su presentación, el investigador español reflexionó sobre el hecho que, a pesar de tener caminos separados, los jesuitas y los protestantes estaban destinados a encontrarse en su camino. Durante su cátedra habló sobre la figura del fundador de la Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola, quien construyó los cimientos de los pensamientos jesuitas. También recordó a Jerónimo Nadal como uno de las personas que ayudaron a Ignacio a promulgar la idea de la Compañía de Jesús por los lugares del mundo que en ese entonces más lo necesitaban como Alemania e India.

Tras realizar un recorrido sobre los inicios de la Compañía de Jesús, se abordó el pensamiento de Ignacio de Loyola y Lutero, describiendo su relación con la idea de la Reforma, “Lutero e Ignacio son dos reformadores. Sus reformas no son las primeras que se produjeron ni las últimas, sino que continuaron esfuerzos reformadores que se dieron desde el siglo XIV principalmente en Italia y España”, señaló el profesor Diego Molina, quien profundizando en esta idea explicó que para Ignacio la Reforma debía empezar por los jesuitas, ya que no debían sentirse ajenos a este tema, sino que debían involucrarse, y para eso la Compañía de Jesús debía ocupar la vía de la pobreza para llevarlo a cabo, rechazando una especie de divinidad eclesiástica. También agregó la idea de “Reforma de las personas, reforma desde abajo”, y de acuerdo a esto, señaló que: “Comienza con una búsqueda de la conversión personal, con una llamada a la responsabilidad personas, un avance espiritual”.

En la parte final de su exposición, Molina señaló que la Compañía de Jesús no aparece hoy como un baluarte anti protestante y que se debe seguir con los acentos que se ha subrayado por ambas tradiciones. “La Reforma de los miembros y valoración de la libertad humana de todos los Jesuitas y la Reforma estructural y valoración de la acción divina en mano de los luteranos no aparecen hoy como obstáculos insuperables sino como las dos caras necesarias de una misma realidad”. Y de acuerdo a esto, concluyó que: “Yo como soy jesuita claramente me gustaría que en ese crecimiento no dejáramos nosotros de subrayar y cultivar aquellas cosas que es lo que hemos hecho prácticamente nuestros cinco siglos de existencia”.

Al finalizar la exposición se realizó una ronda de preguntas entre las que destacó una sobre el significado de tener un Papa jesuita y la labor que está realizando: “Me parece que el Papa Francisco está llevando a cabo una reforma seria de la iglesia. Pero hay una dificultad en teología católica para hacer una reforma de la cabeza, que es esa idea que tenemos que el Papa está por encima del derecho eclesiástico porque todo lo que hace un Papa teóricamente el siguiente lo puede echar abajo”, concluyó.

Jorge Costadoat SJ, investigador del Centro Teológico Manuel Larraín; Samuel Yáñez, académico del Departamento de Filosofía; Eduardo Molina, Decando de la Facultad de Filosofía y Humanidades; Fredy Parra, Director del Centro Teológico Manuel Larraín; Diego Molina, académico invitado; y Roberto Rubio, Director del Departamento de Filosofía.