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«¿Qué hay de popular en la música popular?» por Juan Pablo González

10 junio, 2011

Primer Congreso Chileno de Estudios en Música Popular

“¿Qué hay de popular en la música popular?”

Por Juan Pablo González, Director del Instituto de Música, UAH

«Durante los últimos treinta años, se ha legitimado en la academia la pregunta en torno a la música popular, un fenómeno gravitante en América Latina, donde esta música exhibe una diversidad y una vitalidad prodigiosas. El congreso que inauguramos hoy, surge de la necesidad de dinamizar esta área de estudios desde Chile, buscando propiciar el conocimiento y la reflexión sobre las múltiples facetas estéticas, políticas, económicas y pedagógicas movilizadas por la experiencia de la música popular.

Por esa razón es la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Alberto Hurtado la que recoge la propuesta de la Sociedad Chilena de Estudios en Música Popular de realizar este primer congreso, que reúne a casi toda la variedad de disciplinas que convergen en estos estudios.

La década de 1960 había marcado el inicio del interés de la academia por la cultura popular urbana. En Gran Bretaña, este interés coincidió con el nacimiento de los estudios culturales bajo el amparo de la Universidad de Birmingham, que se producía en el marco de la crítica al énfasis académico en la alta cultura, así como por la necesidad de comprender el cambiante mundo del mercado, la televisión y la publicidad.

Por su parte, la sociología que ya venía preocupándose por la música desde los tiempos de Max Weber, encontraba en Theodor Adorno un nuevo aliado hacia el estudio crítico de las industrias culturales, que luego será continuado por los estudios de las subculturas juveniles, la construcción de identidades y el consumo cultural. Asimismo, la nueva mirada de la antropología al mundo urbano sumada al creciente flujo migratorio hacia las grandes ciudades y a la articulación entre lo local y lo global, despertaba el interés de los antroplólogos en la que fuera llamada la “música de todos”, por el musicólogo argentino Carlos Vega.

Asimismo, la historiografía estaba desarrollando una mirada social desde los años cincuenta, buscando en las minorías, en la vida cotidiana y en la cultura de masas nuevos problemas y fuentes de estudio. Junto a eso, la historia construía puentes con el periodismo, donde pasado y presente encontraban nuevas formas de articulación, de modo que el entorno contemporáneo ya no le resultaba ajeno al historiador.

Estas nuevas preocupaciones de las humanidades y las ciencias sociales por las personas comunes y corrientes y por el día a día, las llevarán a encontrarse con la música popular urbana; un campo de estudios con mucho que aportar. Sin embargo, hasta la década de 1980, esta música era dejada de lado por la disciplina especializada en el estudio de la música: la musicología. Debido a su naturaleza histórica, nacida con el rescate de valores musicales del pasado, la musicología estaba limitada para volcarse a fenómenos del presente o considerados fuera de la esfera artística y patrimonial. De este modo, le era difícil tomar en serio una música concebida para la entretención y el romance, y darle importancia estética a un fenómeno ligado a la cultura de masas.

En su constante mirada hacia las humanidades y las ciencias sociales, la musicología se fue contaminando de este renovado interés en la cultura popular de masas. Es así que como con el paso del tiempo, se puede constatar que el estudio de la música masiva, mediatizada y modernizante ha constituido una de las fuentes de renovación teórica de la musicología actual. Esta renovación ha surgido como consecuencia del abordaje de un objeto de estudio politextual, como es la canción popular, que es pensada, performada, grabada, mezclada, escuchada, visualizada y discurseada por un apreciable conglomerado de personas.

Los distintos enfoques hacia la música popular suponen también distintos modos de valorar lo que se estudia. Para la sociología será importante que el fenómeno musical estudiado sea de masas, mientras que la musicología tenderá a enfatizar manifestaciones de la música popular que posean relevancia estética o valor patrimonial. Ambas, se enfrentarán además a la posibilidad de estudiar fenómenos musicales que tengan o hayan tenido cierta importancia personal para los que la estudian, de acuerdo al perfil de scholar-fan o académico fanático que dio origen a este campo de estudios en los años ochenta.

Por ese entonces, sociólogos, musicólogos e historiadores que habían recibido el impacto de la música popular de los años sesenta –que es cuando esta música asume una agenda política y adquiere una dimensión artística–, deciden incluirla como su objeto de estudio.  Junto con poseer cierta autoridad sobre ella, al haber participado de la cultura juvenil de los años sesenta, se enfrentan a un objeto que ahora encarna valores y articula discursos más cercanos a los que la academia venía estudiando. De este modo, las metodologías de estudio podían ser las mismas, al menos en un principio.

Para la musicología, el encuentro con las humanidades y las ciencias sociales en torno a la música popular supone nuevos desafíos, en especial a la hora de articular discursos basados en el saber musical. Dicho saber tiende a construir discursos mediante la propia música, mediante su descripción analítica o mediante su enseñanza: “La línea del bajo avanza evitando la fundamental del acorde y haciendo síncopas en los tiempos fuertes, lo que mantiene la tensión armónica hasta el final de la exposición del segundo tema”. Cosas así. Pero ¿qué hago con eso? La convergencia disciplinaria de los estudios de música popular le obliga a la musicología, entonces, a hilvanar discursos de interés colectivo en un ámbito académico multidisciplinario, que sean comprensibles y desde los cuales pueda construir su modo de interpretación del mundo.

Además, el discurso sobre la música popular se ha hecho muy presente en la sociedad contemporánea; está en los medios y en la gente que tiene diversas oportunidades de ejercitar su opinión o juicio crítico sobre esta música, recomendando un disco, rechazando a determinado grupo o siendo un  avezado coleccionista de canciones.

Ha pasado el tiempo y ya no es necesario legitimar el campo de estudios de la música popular ante la academia. Lo que es necesario ahora es fortalecer la acción local, como lo estamos haciendo con este congreso convocado por la Asociación Chilena de Estudios en Música Popular y con la implementación de Diplomado en Estudios en Música Popular que ofrece el Instituto de Música a la Universidad Alberto Hurtado a partir de este año.

Este congreso es una prueba fehaciente, entonces, de cómo se puede desarrollar un problema, levantar preguntas y llegar a conclusiones sobre fenómenos cercanos a las personas y presentes en nuestra vida cotidiana y que se pueden reducir a una simple canción popular.»

Revise aquí el programa y el resumen de las 61 ponencias.