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Adentrándose en la psicopatología, Benjamín Vera desarrolla su investigación de doctorado desde un enfoque fenomenológico

22 enero, 2024
  • A través de esta conversación, el candidato a Doctor en Filosofía UAH revela cómo, por medio de su trabajo, pretende continuar en la intersección clínica-fenomenologica, investigando otro tipo de fenómenos como la experiencia de la capacidad, del alivio, del consuelo o la experiencia de lo terapéutico.

Desde su formación profesional como psicólogo, Benjamín Vera, se enfocó en el psicoanálisis por deseo y opción. “Mi educación estuvo marcada por un modo de pensar la subjetividad desde una perspectiva no positivista ni tecnificada, pero sí rigurosa, a través de la fenomenología”, explica el tesista del Doctorado en Filosofía UAH, quien señala que esto selló el inicio de su carrera y ha trazado todas sus inquietudes, incluso clínicas y personales.

Actualmente está desarrollando la investigación denominada “Análisis temporal de la experiencia depresiva: contribuciones a la psicopatología desde un enfoque fenomenológico”, con la que pretende transformarse en Doctor en Filosofía UAH y con el que pretende abordar diálogo, tanto para la filosofía como para la psiquiatría o las ciencias de la clínica.

 

– Cuéntanos sobre tu investigación para la tesis del doctorado en Filosofía.

La investigación en psicopatología tiene muchas aristas. Una forma es dialogar con la biología para entender mecanismos causales o asociados que co-ocurren con un fenómeno psicopatológico, esto es particularmente claro cuando se busca asociar marcadores biológicos con respuestas químicas dentro del cerebro. Sin embargo, gran parte de la cuestión psicopatológica no viene dada precisamente por entidades causales, el año 2023 estuvo marcado por grandes artículos que lo señalaron, sino por características conceptuales y de descripción que circunscriben tales experiencias. Es en esta última línea donde se inscribe mi proyecto, poder precisar la descripción de un fenómeno particular de un tipo de depresión, la psicótica.

Es común describir a la depresión como falta de, de ahí tantos prefijos “a” para caracterizarla (anhedonia, abulia, adinamia, etc), sin embargo, en estos tipos de experiencia depresiva, quien se deprime no solo le faltan ciertas características de la afectividad frente a una experiencia normal, sino que vive un modo en que la experiencia afectiva viene estructurada en sí misma. Esto se nota particularmente en las descripciones de la temporalidad de los autores en psicopatología fenomenológica de los últimos diez años, donde describen la relación con el tiempo como dificultad en sincronizarse, en tomar posibilidades futuras, en última instancia, un futuro inalcanzable, etc., sin terminar de dar cuenta los elementos que aparecen en el modo de vivir temporal. El modo en que esas formas que sí aparecen en una experiencia depresiva psicótica en cuanto tal es el objetivo a caracterizar en mi tesis, describiendo la forma en la que puede vivir quien se deprime incluso cuando se siente convencido que se encuentra ya muerto.

Para esto, un autor fundamental de la tradición fenomenológica, cuyo aporte en la descripción de la afectividad es relevante es Martin Heidegger. Es a través de su proyecto de analítica de la existencia que me permitirá caracterizar el modo temporal en que se vive una afectividad deprimida y de este modo, dar cuenta de su relación con una vivencia cadavérica de sí. Para esto tendré que dar cuenta de discusiones en torno a la noción de presencia en fenomenología para describir lo que sí aparece en estas afectividades y, de este modo, poder mostrar un modo particular de presencia en fenomenología analítica existencial como un presente constante que no parece abrir posibilidades pero que da cuenta de un modo de aparecer concreto, que configuraría también el modo de vivir corporal.

– ¿De dónde nace tu interés por este tema? ¿Y por qué decidiste trabajar en él para titularte?

Me interesa la psicopatología en general porque es un intento de nombrar un tipo de experiencias vitales muy particulares que desafían tanto a las ciencias de la psiquiatría como a la filosofía fenomenológica, campos en los que me circunscribo con el desafío de ser un intérprete de ambos.

Creo también que hay un deseo muy particular de conseguir nombrar y dar palabras que delimiten experiencias límites para la humanidad y que nos interpelan, clínicamente pero sobre todo, humanamente.

Nombrar no sólo permite investigar, sino caracterizar y, de algún modo, también influir al dialogar con las ciencias psiquiátricas en las formas de escuchar a nuestros pacientes.

– ¿Cómo crees que tu investigación contribuirá o impactará en el campo de la filosofía?

Es un diálogo de doble vía, tanto para la filosofía como para la psiquiatría o las ciencias de la clínica. Por un lado, permite resurgir discusiones clásicas como la noción de presencia en fenomenología, pero también darles un sentido práctico, al delimitarlas al contexto psiquiátrico. Además, cuestionando las nociones clásicas como la de síntomas positivos en psiquiatría, permite ampliarlos a una nueva propuesta descriptiva de la depresión psicótica.

– ¿Qué destacarías de tu experiencia en el programa de Doctorado en Filosofía de la UAH?

Creo que yo destacaría el contar con la posibilidad de desarrollar trabajos interdisciplinarios de carácter filosófico riguroso. Aunque esto involucra el desafío de protagonizar el trabajo de tesis con mayor esfuerzo para generar redes y contactos tanto nacionales como internacionales en las líneas de cada interés personal, también habla de un grado de apertura que cabe reconocer dentro del programa y que también se propicia curricularmente.

Otro aspecto tanto o más relevante, es la capacidad de cooperar dentro de ámbitos específicos en otras líneas de investigación. Particularmente, tuve la oportunidad y privilegio de cooperar en un proyecto multidisciplinar en filosofía antigua con la profesora Trinidad Silva, en conjunto con Florencia Castro-Possi y Maritza Ramos, todas filósofas de alto rigor académico a quienes admiro.

Finalmente, quisiera resaltar la posibilidad de establecer vínculos entre pares, cuestión que suele omitirse en la academia, cuyo valor sin embargo, se sabe que sostiene las investigaciones. Como las ayudantías de metodología de Anja (Luege), elemento clave para la formulación del proyecto en su versión final. Al mismo tiempo, contar dentro del programa con quienes compartir discusiones ricas en afectos como con Fabio (Tesorone), Jorge (Fuentes) y Maribel (Barroso), y mis compañeros y amigos del nivel Kevin (Tarud) y Remis (Ramos, todos estudiantes del programa), personas con quienes poder contar en momentos de cansancio académico marcan la diferencia, y que un programa permita ese nivel de cooperación por sobre la competitividad es algo a destacar.

– ¿Cuál fue tu experiencia con el cuerpo docente del programa de doctorado y las oportunidades de investigación dentro del programa?

Creo que el cuerpo docente es abierto a las distintas formaciones de cada doctorando. No lo menciono sólo por provenir de una disciplina distinta, sino por la consideración de lo variado que pueden ser los intereses temáticos de cada doctorando y cómo en cada seminario se busca el valor que pueda retribuir a las investigaciones personales.

Particularmente, en oportunidades de investigación vuelvo a destacar el proyecto acerca de salud mental en la antigüedad, titulado “Salud Mental y Salud del Alma en la Filosofía Antigua: Diagnóstico, Etiología y Terapia”, apoyado con fondos de la Universidad, y dirigido por la investigadora PhD. Trinidad Silva. Este proyecto amplía también mis competencias en filosofía de la psiquiatría, y el diálogo con la filosofía clásica, particularmente con textos de Helenística y Platón. Dentro de este proyecto se crea un grupo de lectura donde pudimos problematizar nociones de alma y cuerpo atípicas en la filosofía platónica cuyo énfasis holístico supone un valor a la noción de salud actual.

– ¿Has notado cambios en el campo filosófico en los últimos años? ¿Podrías mencionar algunos?

Creo, aunque sesgado por mis campos de interés, que la interdisciplinariedad se va volviendo norma en el campo filosófico. La impresión de que la abundancia de trabajos exegéticos acerca de autores normó cierta práctica de la academia filosófica parece ir disminuyendo para ser ubicada al servicio de replantearse problemas en campos específicos, privilegiando el diálogo con amplio margen de experiencias, como la estética, la psiquiatría, las ciencias experimentales, sociopolíticas, entre otras. Creo que esto resulta profundamente positivo, porque invita a la reflexión tanto disciplinar filosófica en sí misma, como al cuestionamiento de las supuestas verdades de cada campo temático.

– ¿Cuál es tu visión actual sobre los estudios filosóficos en Latinoamérica?

Esta pregunta me parece que excede las competencias que tengo, sin embargo, puedo referirme a mi campo particular fenomenológico psiquiátrico. Considero que se van pronunciando autores relevantes y estudiantes tanto de magíster como de doctorado cuya voz va resultando muy importante a nivel iberoamericano.

Esto se muestra en las publicaciones de los últimos años, donde exponentes chilenos son considerados en programas mundiales, como lo es la cooperación de académicos de universidades chilenas con importantes centros de investigación psicopatológica en el mundo.

Particularmente en el ámbito filosófico se encuentran académicos sudamericanos como los profesores Robson Ramos, Felipe Johnson, y Patricio Mena, que lideran investigaciones acerca de psicopatología y fenomenología, cuyas lecturas también guían mi trabajo.

Por supuesto, sigue siendo un desafío que la literatura nacional sea reconocida ampliamente, pero los autores que he mencionado sin duda influencian más allá del continente.

– Qué recomendaciones o consejos podrías dar a aquellos interesados en postularse al programa de Doctorado en Filosofía en la UAH?

En primer lugar, plantear que la elección de potenciales tutores va a guiar el camino que seguirán en el proceso doctoral, por tanto, encontrar un buen match es parte fundamental, para esto recomiendo contactar de antemano al cuerpo docente del claustro. En segundo lugar, evaluar el grado de producción académica de un claustro, lo que también orienta las posibilidades de cooperación en investigación dentro de la institución. En tercer lugar, parece importante para el Doctorado en Filosofía de Universidad Alberto Hurtado, la orientación a problemas específicos, esto permitirá generar investigación actual y relevante para el saber filosófico contemporáneo, indistintamente de la tradición.

– Cuáles son tus planes o expectativas para después de obtener tu título de doctor en Filosofía?

Resulta desafiante plantearse una propuesta así, dado que el mercado investigativo en la actualidad está en un alto nivel de competitividad. Sin embargo, me gustaría continuar en la intersección clínica-fenomenología, aunque distanciándome levemente de la psicopatología del sufrimiento, para poder investigar otro tipo de fenómenos que parecen opuestos, como la experiencia de la capacidad, del alivio, del consuelo o la experiencia de lo terapéutico a través de fondos de investigación inicial. Además de cooperar en la formación de psicólogos clínicos, psicoanalistas o psiquiatras