
Ana María Risco, académica del Departamento de Arte UAH, nos contó sobre la curaduría de la exposición “Enrique Lihn: fantasma de carne y hueso (voces, imágenes, documentos)”
La muestra, inaugurada el pasado viernes 28 de abril en el Centro Cultural Matta de la Embajada de Chile en Argentina, en el marco de la 47ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires donde la ciudad de Santiago fue Invitada de Honor, contó con la curaduría conjunta de la historiadora del arte Vania Montgomery, el artista visual Cristián Silva y Ana María Risco, académica del Departamento de Arte UAH.
Configurada como una muestra de carácter documental, la exhibición comprende una vista desde múltiples formatos a la vida y obra de Enrique Lihn, reconocida figura de la poesía contemporánea y autor de una producción en diversos géneros que comprenden narrativa, dramaturgia, obra gráfica, pintura que constituyen testimonios clave de la cultura crítica en el Chile dictatorial.
La exposición considera varios tipos de piezas documentales. Por una parte, imágenes, dibujos y libretas provenientes de archivos biográficos, que dan cuenta del mundo personal del escritor, y por otra, registros realizados por fotógrafas/os, audiovisualistas y por el propio Lihn, que permiten aproximarse de manera más específica a las diversas facetas de su obra.
Conversamos con Ana María Risco, académica del Departamento de Arte de la Universidad Alberto Hurtado, para que nos contara sobre su experiencia realizando este gran trabajo de investigación, que se exhibirá durante todo mayo en el Centro Cultural Matta en Buenos Aires, Argentina.
¿Qué nos puedes comentar sobre la recién inaugurada muestra documental Enrique Lihn: fantasma de carne y hueso (voces, imágenes, documentos)?Creo que la muestra aporta una pieza valiosa a la presencia de la literatura y la cultura de Chile en el marco de la Feria Internacional del Libro, que tiene a Santiago como ciudad homenajeada. Lihn es una figura clave de la poesía chilena contemporánea y su obra ha sido muy releída, estudiada, reeditada y traducida en las últimas décadas. Tan solo en esta versión de la feria se presentaban tres reediciones recientemente realizadas en Argentina como son Mester de Juglaría (Ediciones VOX/LUX), Poesía de paso y Estación de los desamparados (Ediciones Nebliplateada), además de Nada se pierde con vivir (tres monólogos de Enrique Lihn dibujados por Jorge Quien, de editorial Tren en movimiento) y la antología a cargo de Miguel Ángel Petrecca y José Villa que se titula Solo sé que seremos destruidos (Editorial Gog y Magog). Creo que lo más relevante de la contribución que hicimos con la exhibición en Buenos Aires fue mostrar a un Lihn que no solo fue poeta, sino que incursionó experimentalmente en variados géneros y formatos, lo que incluye narrativa, dramaturgia, dibujo, pintura y varias acciones colectivas con forma de happenings (algunas registradas en video), que constituyen testimonios clave de la cultura crítica en el Chile dictatorial.
¿Cómo se gestó la propuesta de esta muestra en Buenos Aires?La muestra es el resultado de una gestión de Andrea Lihn, la hija del poeta, quien dirige la Fundación que lleva su nombre, con la Secretaría de las Artes de la Visualidad del Mincap, que dirige Alexandra Burotto. Florencia Loewenthal, de esa secretaría, es la que hizo en la práctica todas las gestiones que permitieron configurar equipos, realizar y llevar esta muestra a Buenos Aires.
¿Cómo fue el proceso de curaduría en conjunto con Vania Montgomery y Cristián Silva?Fue excepcional, especialmente para mí, que no defino mi trabajo desde de la curatoría, sino más bien desde el conjunto de cuestiones que suscita la escritura sobre arte. A este proyecto fui invitada en calidad de curadora, debido a que he investigado la figura de Lihn y sus relaciones con las artes visuales, que fueron nutridas y diversas. Quisiera destacar mucho la colaboración con el artista Cristián Silva y con la documentalista y prometedora teórica del arte Vania Montgomery, porque fue realmente un trabajo hecho entre tres, más el certero apoyo de Florencia. Cristián “Mono” Silva hizo que el material que Vania documentó, y al que, por mi parte, di un relato y una perspectiva crítica e historiográfica, se viera muy impresionante –emocionante, diría también– en un espacio que no es tan fácil de trabajar, como es la sala de exhibición del CCMatta. A través de un juego entre grandes formatos y pequeños detalles visuales y textuales, además de sonidos e imágenes en movimiento, pienso que logramos perfilar al menos dos dimensiones claves y contrastantes de la estética de Lihn, como son la figura del fantasma y la del histrión. Alguien que fue a ver la muestra me dijo: “era como ver por dentro la cabeza de Lihn”. Yo me quedo, sin embargo, con la idea de que el material que se encuentra en poder de su hija Andrea daría para varias muestras más, ya que la cabeza de Lihn es bastante inagotable…
¿Cómo se vincula esta muestra con la reciente edición de tu libro Luces Equidistantes. Enrique Lihn y las artes visuales?Se vincula de un modo que es muy productivo. Esa es una reedición de un trabajo que hice hace muchos años acerca de la escritura crítica de Lihn sobre arte y fue esa investigación la que me permitió pensar que en Lihn viven, entre muchas voces, al menos dos fundamentales: una que es interior a su poesía, que es la de un fantasma desheredado por una gran cultura en ruinas, para el que “nada es bastante real” y que tiene en su memoria de infancia una vetusta galería de arte europeo, habitualmente rememorada con nostalgia. Y, por otro lado, un Lihn energúmeno, que tiene un refinado mecanismo intelectual y crítico que le permite ir procesando en distintos momentos de la historia política que le tocó vivir, la cultura en Chile y Latinoamérica. Esa es la base del reato de la muestra.
¿En qué deben poner énfasis los estudiantes que se están formando como curadores?Pienso que una curaduría que no tiene una investigación contundente detrás, y un pensamiento elaborado y complejo sobre la obra de la que se hace cargo, produce inventarios y aglomeraciones de objetos olvidables. Eso no significa que las muestras no deban darse a entender o ser crípticas, significa que el pensamiento que las sustenta, si es complejo, decantado y está basado en una investigación sólida, permite a las muestras intervenir de una manera efectiva en la vida de las y los espectadores y producir transformaciones que enriquecen su experiencia cultural.