
Observatorio de Género del Departamento de Filosofía organiza el ciclo “Feminismos críticos y cultura de la cancelación”
El Observatorio de Género del Departamento de Filosofía organizó el ciclo de conversatorios «Feminismos críticos y cultura de la cancelación», como un modo de aportar al debate sobre las funas surgidas hace tiempo, y que tuvieron un hito importante en mayo del 2018, como una forma de respuestas a la violencia patriarcal que le toca vivir a mujeres y disidencias sexuales a diario.
El ciclo se llevó a cabo en dos instancia -la primera en mayo y la segunda en junio-, donde participaron una serie de expositoras y expositores quienes reflexionaron de manera crítica sobre la cultura de la cancelación, un fenómeno extendido de retirar el apoyo a aquellas personas u organizaciones que se consideran inadmisibles y que el feminismo lo ha utilizado para hacer frente a la impunidad en casos de acoso y abuso sexual.
Desde el Observatorio de Género afirman que “hace unos años, las funas están teniendo un fuerte impacto en nuestros espacios educativos, comunidades, organizaciones y disciplinas, particularmente en tiempos de instantaneidad, masividad y anonimato que otorga las redes sociales. Desde casos emblemáticos y públicos, como recientemente el de Michel Foucault o Diego Armando Maradona, a afectaciones en la vida íntima de muchas personas, la cultura de la cancelación hace resurgir distintos debates -algunos de ellos que creíamos caducados-, respecto de los modos de enunciar, juzgar o relativizar situaciones de violencia machista”.
MESA 1: “A tres años del Mayo feminista: funas, RRSS y cultura de la cancelación”
El primero de estos ciclos fue el 19 de mayo y se tituló “A tres años del Mayo feminista: funas, RRSS y cultura de la cancelación”. En la instancia participaron Karen Glavic, filósofa feminista y Directora de la Colección Feminismos en Pólvora Editorial, Pierina Ferreti, Sociólogo y Magíster en Estudios Latinoamericanos, Sofía Brito, Escritora y activista feminista, Nicola Rios, Investigador promiscuo y activista pro-sexo, y moderó la académica del Departamento de Filosofía, Rosario Olivares.
La académica Rosario Olivares inició la instancia explicando que la palabra funa es una palabra del mapudungun que significa que “algo está podrido”. Asimismo, contó que “la primera manifestación de funa ocurrió el 1 de octubre de 1999, al cardiólogo Alejandro Forero, quien integró el Comando Conjunto y supervisó sesiones de tortura en contra de detenidos desaparecidos. Esta es la primera vez que se empieza a usar la palabra funa, que en otros países tiene el vocablo escrache -como en Argentina, Venezuela y otros espacios-. Se ha usado para distintos motivos, pero principalmente para denunciar la impunidad frente a hechos específicos, que en nuestros casos, en los cuerpos de mujeres, disidentes y en la lucha feminista, se ha usado también para denunciar la violencia machista que ha ocurrido en todo el ancho de nuestra vida”.
La primera en intervenir en el conversatorio fue la filósofa Karen Glavic, quien lo hizo sobre el punitivismo desde el feminismo. Para Glavic la temática del foro le ha tocado abordarla mucho desde su papel como crítica de cine, ya que ha debido ser testigo de ciertas denuncias a directores o escándalos del nicho, lo que hace surgir el problema de la separación entre autor y obra. En ese sentido, afirma “ha sido una suerte de interpelación, que cada vez me convence menos en términos de marco, ya que creo que es un espacio reductor de la conversación que podemos llegar a tener en torno a la cultura de la cancelación o cómo una cultura punitiva atraviesa la imaginación política de los feminismos que es para mí una cuestión más interesante a tratar”.
El segundo en exponer en el espacio fue el activista Nicola Ríos, quien trajo algunas preguntas y ciertas reflexiones sobre la temática para compartir claves sobre la problematización que se plantea en la instancia, específicamente sobre las funas, pero más ampliamente sobre sus efectos e implicancias para contextos y prácticas específicas, en particular, le interesa el ámbito de la universidad y la educación en general. “En relación a ese ámbito específico propondría problematizar ciertos repertorios de acción institucional ante las funas, especialmente desde ciertas lecturas disidentes que ofrecen alertas contra normativas respecto a las mismas funas y que abren posibilidades de coalición crítica con los feminismos también”, dijo. Otro de los aspectos sobre los que reflexionó Nicola es la individualización del conflicto y todo lo que surge a través de quien se pone en el cuerpo de quien funa.
En ese sentido, la siguiente en intervenir, la escritora Sofia Brito, también se refirió a la dimensión individualizante de lo que sucede en una situación de violencia de género. “Cuando se vive el proceso se va entendiendo que hay todo un sistema de relaciones sociales que operan dentro del campo, tanto en lo cotidiano, como en lo universitario, que también potencia dimensiones de violencia y de abuso de poder, que tienen que ver con que la sexualidad es un tema tabú, como un aparte de nuestras vidas que debe mantenerse en lo íntimo y en lo privado. En ese sentido, es importante que este mayo feminista también mantiene esas tensiones entre una lucha por una educación no sexista y repensar las prácticas pedagógicas”, afirmó.
Por último, expuso en el conversatorio la socióloga Pierina Ferreti, quien planteó que a tres años del mayo feminista, cuando las estudiantas que se manifestaron, hay que destacar que se logró un punto de inflexión para el debate feminista. Es importante plantear que “ese proceso se provoca y se produce en un contexto nacional y global. En el contexto nacional, de produce luego de una serie de movilizaciones, que se han ido acumulando en el 2019, y que hacen una implosión ya que se juntan muchas cosas que se venían expresando hace muchísimos años y que expresaban malestares sociales que se venían acumulando y, particularmente el feminismo, contribuyó muchísimo a acelerar procesos de conciencia a nivel colectivo y personal y a politizar aspectos de la vida que no lo estaban, como el abuso sexual, pero también una serie de desigualdades que no estaban naturalizadas como temas salariales, por ejemplo.
Ver Mesa 1: A tres años del Mayo feminista: funas, RRSS y cultura de la cancelación:
Mesa 2: «Cultura de la cancelación y punitivismo: visiones desde los feminismos»
El segundo ciclo fue el 9 de junio y se tituló «Cultura de la cancelación y punitivismo: visiones desde los feminismos». En la instancia participaron Lieta Vidaldi, directora del Programa de Género, Derecho y Justicia Social de la Facultad de Derecho UAH, Leyla Troncoso, Académica de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Rosario Olivares, académica de Filosofía del Departamento de Filosofía UAH. y moderó Aaron Domke, estudiante de Filosofía UAH y parte del Observatorio de Género.
Leyla Troncoso inició el conversatorio reflexionando en torno a la pregunta ¿desde qué feminismos se ha problematizado el punitivismo? En ese sentido, se centró en explicar el origen de la crítica punitivita desde los distintos feminismos. «Es importante tener en cuenta que esto tiene que ver con distintas experiencias, como activismos-luchas, teorizaciones y perspectivas situadas de feminismos negros, decoloniales, chicanos, resistencia trans y disidencias sexuales (queer), trabajadoras sexuales, anarquistas, indígenas. Es esencial también no perder de vista esto y que estamos hablando de teorías y grupos que han sido criminalizados, excluidos, marginados y por lo tanto es desde esas experiencia es que va a surgir una manera particular de mirar la razón punitivista de una manera crítica, eso quiero homenajear hoy en una presentación», dijo.
La siguiente en intervenir fue la abogada y socióloga, Lieta Vivaldi, quien se enfocó en problematizar la visión feminista más allá de la funa y la cultura de la cancelación. «En ese sentido también pensar un juicio, una critica sin sentencia y así pensar qué tan fácil es como sociedad juzgar pero, a la vez, pensar otra forma de relacionarnos y otras lecturas, ¿cómo nos podemos relacionar para que estos hechos de violencia no ocurran y pensarlo como una separación drástica de victima a victimario», dijo. Por otro lado, afirmó que «la cultura de la cancelación se piensa como si la persona no existiera. Es cancelar, es juzgar, es borrar de la historia, lo que también es problemático porque borrar algo nos impide ir construyendo. Nos quita responsabilidad como sociedad sobre qué está pensando».
La última en exponer en el conversatorio fue la académica del Departamento de Filosofía UAH, Rosario Olivares, quien reflexionó sobre cómo desde los feminismos podemos ser críticas y autocriticas respecto a los procesos de funa y de la cultura de la cancelación. » Efectivamente hay dos cuestiones que están paralelas en este debate, por un lado la funa que nace como una respuesta por la impunidad, y es muy necesaria en el momento político que nace y porque la funa es tomada por el movimiento feminista como respuesta a una impunidad y por la falta cuestiones legales protocolares frente a la violencia machista y, por otro lado, estamos frente a la cultura de la cancelación, donde nos encontramos con cosas bastantes diversas, que tiene que ver con muchas cosas, por ejemplo ligadas al neoliberalismo e individualismo, dejar de consumir una marca o leer o comentar a un autor porque está funado, pero también hay poca oportunidad en la cultura de la cancelación para el debate y la crítica o autocrítica de la sociedad que estamos construyendo y cuál es la subjetividad que provoca la cultura de la cancelación en la generación que forman parte del feminismo», afirmó.
Ver Mesa 2: Cultura de la cancelación y punitivismo: visiones desde los feminismos