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La filosofía como forma de mirar el universo: la experiencia de Malena Battista en el Doctorado en Filosofía UAH

17 julio, 2025

Malena Sofía Battista es estudiante del Doctorado en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado. Argentina, formada en la Universidad de Buenos Aires, llegó a Chile tras ser seleccionada en la convocatoria de becas del programa. Su trayectoria entrelaza la filosofía antigua con la historia de la ciencia y la astronomía, abriendo nuevas rutas para pensar el vínculo entre el pensamiento clásico y los desafíos contemporáneos. 


Desde Buenos Aires hasta Santiago, su camino académico está marcado por una vocación temprana: hacer filosofía. A los pocos años de haber comenzado la Licenciatura en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, ya intuía que quería continuar su camino en el mundo de la investigación, aunque aún no tenía claro en qué lugar echaría raíces. Fue el consejo de colegas y amigos —que conocían la Universidad Alberto Hurtado y su Doctorado en Filosofía— lo que la llevó a mirar hacia Chile.

Me hablaron muy bien de esta Universidad, no solo en relación a su enorme calidad académica, sino también por la amabilidad, el compañerismo y el profesionalismo de sus miembros”, recuerda. Pronto, al terminar su licenciatura, se abrió la convocatoria a las becas del doctorado, y decidió postular. Fue seleccionada, y con ello comenzó una nueva etapa de su vida académica y personal.

Instalada en Chile, su investigación entrelaza la filosofía antigua con la historia de la ciencia y la astronomía. Su tesis profundiza en los desarrollos de la geometría celeste en la Academia platónica temprana y su posterior recepción por parte de Johannes Kepler. Explora conceptos como armonía, modelo, matematización y, sobre todo, el lugar de la filosofía en la comprensión del cosmos. “Propongo que la cosmología nace, en principio, como un estudio filosófico. Eso aún se conserva en la visión kepleriana del mundo celeste”, señala. Esta idea, que resuena con los grandes debates filosófico-científicos de ayer y hoy, se ha visto fortalecida por su experiencia en un país como Chile, reconocido mundialmente por su desarrollo astronómico. “Tuve la oportunidad de conversar con astrónomos y astrónomas sobre sus investigaciones. Eso ha enriquecido profundamente mi trabajo”.

Pero su experiencia no se reduce a la tesis. Uno de los aspectos que más valora del programa es el acompañamiento académico que ha recibido por parte del cuerpo docente. “Existe un enorme compromiso con nuestra formación. Se fomenta el pensamiento crítico, la lectura interdisciplinaria, y hay un genuino interés por nuestras ideas y avances”. Además, ha tenido la posibilidad de participar activamente en actividades de extensión, talleres y espacios de diálogo más allá del aula. “Para mí, la enseñanza no puede pensarse si no es también en términos de aprendizaje. En todos estos espacios se construye conocimiento en comunidad, compartiendo visiones del mundo desde el diálogo y el debate”.

Hoy, cuando mira hacia adelante, lo hace con la misma motivación con la que comenzó este camino. Convencida de que la filosofía no solo permite pensar el mundo, sino también imaginar nuevos modos de habitarlo, continúa su formación con entusiasmo y con la certeza de que el pensamiento —como los astros que estudia— siempre está en movimiento.