Noticias

Maximiliano Montenegro, Alumni PAV: Mis profesores y profesoras siempre fueron conscientes de que nosotros éramos referentes de otros seres humanos que un día recogerán nuestras enseñanzas para hacer con ellas su vida. 

15 mayo, 2024

Maximiliano Montenegro se graduó en 2019 de Pedagogía en Artes Visuales. Su trayectoria ha sido marcada por una mezcla de encanto y desencanto, impulsado por el espíritu emprendedor y el deseo de cambiar el mundo, así como por la búsqueda de lo que él define como su «identidad docente». 

Durante su carrera como profesor, trabajó como ayudante en dos cursos, la suerte lo acompañó y obtuvo financiamiento para realizar un diplomado a través de una tómbola en una feria de postgrados. Se especializó en escultura y cerámica, pero cuando la pandemia llegó, incursionó en el arte textil con un emprendimiento propio. Todo esto siempre acompañado por las herramientas que adquirió en la universidad. 

Después, encontró su lugar como profesor de artes visuales en el colegio Raíces de Altazor, en La Florida. Considera este lugar como “su destino” y ha podido consolidar su identidad docente en esta institución.  

¿Cómo recuerdas tu paso por la Universidad?  

Puede que suene un poco cliché, pero no puedo decir otra cosa: fue de las mejores épocas. Entrar a la universidad te abre al mundo, todo te sorprende. A los profesores los miras con admiración, porque son nuestros referentes.  

En ese sentido, creo que los profesores impactaron en mi desarrollo, fueron una figura importante, sobre todo por su forma de enseñar. 

¿Hay alguien que recuerdes especialmente? 

Sí, destaco a Natalia Miralles y a Paula Dittborn.  Ellas siempre fueron muy cercanas y siempre atentas a nuestras inquietudes.  

¿Qué era lo que más te gustaba de la UAH? 

Puede sonar extraño, pero de las cosas que más me gustaban era su ubicación. A veces escucho música y automáticamente vuelvo a las calles de Barroso, Erasmo, Cienfuegos y nuestro lugar, el taller de arte en calle Ejército.  

¿Y qué canciones te llevan hacia tu versión universitaria?  

Música chilena, es como el Citypop chileno. Diría el disco “Otra era” de Javiera Mena. Es que al escucharlo automáticamente vuelvo al barrio y a mi época universitaria.  

¿Por qué decidiste estudiar en la UAH? 

Conocí la UAH porque una amiga entró a estudiar Licenciatura en Historia. Yo tenía un poco de miedo de entrar porque era una carrera que recién se estaba formando, entonces había incertidumbre. Pero finalmente investigué y entendí que era una excelente universidad en el área de las humanidades y en las pedagogías, que era lo que me importaba a mí, así que postulé y qué bueno que lo hice.  

 ¿Cuál fue tu motivación para estudiar Pedagogía en Artes Visuales?  

Siempre quise ser artista, pero si tengo que decir porque decidí estudiar la pedagogía, creo que por mi experiencia personal. Mi época del colegio fue compleja, tuve hartas irregularidades, por decirlo de una forma; pero ir a la clase de arte para mí era especial. Me gustaba la forma en que a mí me enseñaban y quería hacer lo mismo: encantar con el arte a estos niños que a veces no se sienten comprendidos. Era como devolver la mano a la educación como hicieron esos profes de artes visuales conmigo.  

¿Sigues manteniendo la misma motivación? 

Creo que la vida adulta te va moldeando, hoy tengo la fortuna de trabajar en un colegio con un enfoque diferente a lo tradicional, en el que el arte se ve de una manera muy distinta en la enseñanza. Pero al final uno siempre vuelve a reencontrarse con esa semilla que sembraste. La universidad me marcó mucho en ese sentido.  

¿Cuál fue el mayor desafío?  

Creo que las prácticas, pero a la vez fue un desafío que me llevo a comprender mejor el docente que quiero ser hoy. Las prácticas muchas veces son en lugares que uno no elige o que no te gustan mucho, que son desafiantes, con estudiantes en distintas situaciones y finalmente eso te ayuda a forjar tu personalidad, a encontrar tu identidad, a saber, qué y cómo quieres mostrar el arte o a ti mismo.  

¿Y dirías que encontraste tu identidad docente?  

Sí. Hoy, quien soy en el aula está más relacionado con quien soy en realidad. El colegio ayudó bastante, ya que el enfoque es el mismo con el que yo veo la educación artística, desde la expresión de las emociones, desde la variedad de materiales para transmitir esas emociones y dejar un poco a libertad esa expresión de arte. Hoy me siento libre si quiero ir con brillitos o con un aro, que pueden ser banalidades, pero son parte de mí. 

¿Qué le dirías a los futuros docentes que están estudiando Pedagogía en Artes Visuales o quienes deseen hacerlo? 

Que no se cierren al mundo, que nunca dejen de recibir y entregar conocimiento. Que estén dispuestos a aprender no solo de un libro si no de la experiencia de los demás, de lo que te entrega la vida misma y especialmente que enseñen desde el amor. Los niños sienten, ellos saben cuándo te pasa algo, cuando tuviste un mal día, cuando algo está mal y hay que ser conscientes de que estamos enseñando a otro ser humano. Nosotros estamos de paso y después esos seres humanos van a agarrar todas las experiencias aprendidas de nosotros y de los demás profesores.  

¿Te gustaría agregar algo?  

Sí, esto que dije recién lo aprendí en la universidad. Mis profesores y profesoras siempre fueron conscientes de que nosotros éramos referentes de otros seres humanos que un día recogerán nuestras enseñanzas para hacer con ellas su vida. Agradezco muchas las herramientas que me entregaron para entenderlo y aplicarlo.