Remis Ramos y su exploración filosófica por la naturaleza de los conceptos mentales
- A través de esta conversación, el candidato a Doctor en Filosofía UAH revela cómo su investigación ha abierto nuevas perspectivas en el campo de la filosofía, promoviendo un diálogo interdisciplinario que desentraña los misterios de la mente humana y su relación con el mundo.
En esta entrevista, nos sumergimos en la investigación y experiencia de Remis Ramos, quien se adentra en la naturaleza abstracta de los conceptos como representaciones mentales. A lo largo de esta conversación, Remis comparte su perspectiva sobre el impacto de su investigación en el campo de la filosofía, resalta su experiencia en el programa de Doctorado en Filosofía de la UAH, y ofrece una mirada sobre la evolución del campo filosófico en Latinoamérica.
Con una trayectoria marcada por el estudio interdisciplinario y el énfasis en la comunidad académica, Remis nos muestra su visión sobre los desafíos y las oportunidades en la filosofía contemporánea, así como sus planes para seguir contribuyendo al diálogo entre las Ciencias Cognitivas y la academia chilena.
¿De dónde nace tu interés por este tema? ¿Y por qué decidiste trabajar en él para titularte?
Entre 2003 y 2004, formé parte de la primera generación del Magíster en Estudios Cognitivos de la Universidad de Chile, programa que no pude terminar. En ese momento, mi tesis iba a ser sobre las teorías neoempiristas de conceptos en psicología y filosofía. Han pasado veinte años desde entonces, y aunque he seguido el debate todos estos años, aún se siente como si el desorden teórico no se hubiera disipado. Las posiciones se han endurecido y hay mucho atrincheramiento injustificado. Parece ser un buen momento para repasar la evidencia empírica que hemos acumulado al respecto. Regresar a este tema para ponerme al día y aportar al debate ha sido extraordinariamente estimulante.
¿Cómo crees que tu investigación contribuirá o impactará en el campo de la filosofía?
No disponemos de una ontología satisfactoria (qué son exactamente), una epistemología (cómo los adquirimos o desarrollamos) y una semántica mental (cómo pueden poseer contenido, ser portadores de significado) que permitan que las distintas disciplinas en las que los conceptos son un constructo central, como la filosofía, la psicología, la lingüística, entre otras, puedan comunicarse y colaborar de mejor manera para avanzar en nuestra comprensión de la mente y su relación con el mundo. Para los profesionales de la filosofía, los conceptos son, en cierto modo, nuestra materia prima, y acercarnos a ellos desde una perspectiva interdisciplinaria puede ayudarnos a comprender su surgimiento, su evolución y su poder comunicativo y explicativo.
¿Qué destacarías de tu experiencia en el programa de Doctorado en Filosofía de la UAH?
La excelente disposición de los profesores, sus vastos conocimientos en sus respectivas áreas y la profundidad con la que fueron abordados los distintos problemas filosóficos en los seminarios, especialmente en aquellas áreas en las que no había hecho estudios en profundidad y que están fuera de mis áreas de competencia, como Fenomenología, filosofía antigua y filosofía de la neurociencia.
¿Qué te motivó a elegir este programa en específico?
Como mencioné, hice un magíster hace veinte años y, después de mucho tiempo alejado de la academia, ingresé al Magíster en Filosofía de la Mente, del Lenguaje y la Cognición de la UAH, en el que investigué sobre la Intencionalidad en el enactivismo radical. En este programa conocí al profesor Francisco Pereira, que es un referente importantísimo en la filosofía de la mente en Latinoamérica y además es un gran profesor y mentor. Este Departamento de Filosofía posee un nivel extraordinario en general, y su línea mente, lenguaje y conocimiento es, a mi juicio, la mejor del área en Chile. Para mi fortuna, el departamento se ha reforzado aún más con la reciente incorporación de Juan Loaiza y Federico Burdman. Es un privilegio regresar a la UAH y formar parte de este programa.
¿Cuál fue tu experiencia con el cuerpo docente y las oportunidades de investigación dentro del programa?
Estos últimos años han estado llenos de oportunidades: conferencias y seminarios de especialización para conectar con investigadores internacionales, especialmente en mi área. Recuerdo especialmente la realización del Congreso de la Asociación Latinoamericana de Filosofía Analítica (ALFAn) organizado por el profesor Pereira en 2022, en el que pude participar y tomar contacto con filósofos y filósofas jóvenes de Argentina, Colombia, México y España, con los que conservo contacto y espero colaborar en el futuro. Espero asistir como expositor al congreso que se realizará en Uruguay este año, además, para estrechar aún más estos vínculos.
¿Cuáles fueron los aspectos más destacados o beneficios que encontraste en este programa en particular?
Lo que más me ha gustado es el profundo sentido de comunidad que hemos construido con las distintas cohortes del programa. Nuestra participación no solo ha consistido en asistir a seminarios, congresos y conferencias, sino que además hemos formado grupos de lectura, de estudio, y en general tenemos una relación muy cercana y amistosa, tanto entre estudiantes como con los docentes. La Universidad nos ha brindado todos los espacios y recursos necesarios para sentirnos apoyados y acompañados en el proceso, el cual puede convertirse en un camino muy solitario.
¿Has notado cambios en el campo filosófico en los últimos años? ¿Podrías mencionar algunos?
Hace años que se habla de la hiperprofesionalización de la disciplina, muchas veces como algo negativo. Por mi parte, creo que el énfasis en la productividad académica no es necesariamente algo negativo si esto conlleva una mayor rigurosidad y honestidad intelectual dentro de la disciplina. Estos últimos años hemos visto cómo ha surgido toda una nueva generación de investigadores jóvenes de altísimo nivel en Chile. Lo que sí puede ser complejo es que la hiperprofesionalización implique una hiperespecialización que nos aleje de los grandes problemas filosóficos, sociales y culturales, precisamente en tiempos en que una reflexión amplia y profunda parece ser más necesaria que nunca.
¿Cuál es tu visión actual sobre los estudios filosóficos en Latinoamérica? ¿Qué te ha aportado este programa de doctorado a nivel académico y profesional?
Quizás uno de los cambios más notorios en el último tiempo es la idea de que la producción académica e intelectual en el cono sur no debe ser una mera receptora pasiva de los desarrollos filosóficos originados en el norte global, y que la respuesta correcta a esta situación no es volverle la espalda a estos discursos hegemónicos, sino todo lo contrario: hay que hacerse escuchar. Participar en los debates sin perder nuestra identidad local, pero sin aislarnos. Es difícil, pero es posible, y en Chile contamos con destacados filósofos que precisamente están tomando esta dirección. Este programa, con su énfasis en la producción académica de alto nivel y la realización de pasantías de investigación en el extranjero, provee una ventana para salir del nicho local y abrirse paso en una academia cada vez más competitiva.
¿Qué recomendaciones o consejos podrías dar a aquellos interesados en postularse a este programa de doctorado en filosofía en la UAH?
Tanto los académicos como los estudiantes del doctorado, por lo general, tienen perfiles públicos en sitios como PhilPapers, Academia o ResearchGate. Revisando sus publicaciones y borradores puedes ponerte al día sobre sus líneas de investigación pasadas o presentes. Si algún profesor trabaja en temas que te interesan, lo mejor que puedes hacer es contactarlos y contarles sobre tu interés. El secreto de un buen proyecto para postular al doctorado y a las becas existentes es tener todo el peer review posible, y ayuda muchísimo que te orienten los académicos con los que te interesa colaborar una vez que ingreses.
¿Cuáles son tus planes o expectativas para después de obtener tu título de doctor en Filosofía?
Obviamente me interesa seguir investigando de forma interdisciplinaria en problemas de la filosofía de la mente y las ciencias cognitivas, pero mi propósito principal es traducir estas investigaciones en difusión y docencia, tanto para pregrado como postgrado, y no solo para la carrera de filosofía. Chile es la cuna de una de las corrientes más importantes en las Ciencias Cognitivas, y es lamentable que entre las disciplinas que la componen dialoguemos y colaboremos tan poco.