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Un «espacio fértil» para pensar la mente: la experiencia de Alfredo en el Doctorado en Filosofía

2 julio, 2025

El testimonio del estudiante Alfredo Muñoz muestra cómo el Doctorado en Filosofía de la UAH fortalece investigaciones en filosofía de la mente, percepción y ciencias cognitivas, articulando la tradición filosófica con debates contemporáneos en un entorno de diálogo y colaboración.


Para Alfredo, ingresar al Doctorado en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado fue una decisión guiada por la búsqueda de excelencia académica, rigor intelectual y, sobre todo, un ambiente de respeto, diálogo y pensamiento crítico. Su interés por la filosofía de la mente, la percepción y las ciencias cognitivas encontró en este programa un terreno fértil donde articular perspectivas contemporáneas con la tradición filosófica.

“La UAH ofrece un enfoque contemporáneo que aborda líneas de investigación que me interesan especialmente, como la filosofía de la mente, de las ciencias cognitivas y, en particular, de la percepción”, comenta Alfredo, quien destaca cómo la acreditación y el posicionamiento del programa fueron factores clave al momento de postular.

Alfredo Muñoz destaca el ambiente académico y humano que impulsa su investigación doctoral.

A lo largo de su formación, Alfredo valora especialmente la oportunidad de dialogar con académicos de trayectoria consolidada y participar en seminarios y tutorías que le han permitido discutir ideas, compartir avances y recibir retroalimentación especializada. Estas instancias, sumadas a la posibilidad de asistir a conferencias y workshops con invitados internacionales, han fortalecido su capacidad de articular debates interdisciplinarios y conectar con redes académicas más amplias.

Una de las experiencias que más lo ha marcado ha sido profundizar en seminarios de filosofía moderna. “Estudiar autores como Spinoza, Hume y Kant me permitió enriquecer la perspectiva con la que abordo distintos problemas filosóficos. Estos espacios de discusión y lectura rigurosa se vuelven fundamentales para explorar cruces entre la tradición y debates actuales sobre conocimiento y cognición”, explica. Estos seminarios constituyeron un espacio fértil para pensar nuevas formas de articulación entre tradición filosófica y debates actuales sobre conocimiento y cognición, una experiencia que refleja el espíritu del programa.

Alfredo también destaca la calidad del cuerpo académico y la cultura formativa del Doctorado: un entorno exigente, pero profundamente humano, donde se valora la autonomía, el trabajo conjunto y la construcción de trayectorias propias de investigación. “Hay un ambiente respetuoso y abierto al pensamiento crítico, que fomenta la excelencia sin perder el componente humano”, señala. Y junto a ello, rescata el sentido de comunidad que se genera entre estudiantes de distintas generaciones: una red de apoyo mutuo que hace aún más enriquecedora la experiencia doctoral.

Investigación colaborativa y redes editoriales

La experiencia de Alfredo también se nutre de su participación en proyectos y redes académicas externas. “La participación en el grupo de investigación Causalidad USACH fue fundamental para enriquecer mi trabajo doctoral con una perspectiva interdisciplinaria. Allí pude aprender y dialogar con especialistas de distintas áreas y desarrollar habilidades para el trabajo colaborativo y el análisis conceptual”, comenta.

Su rol en equipos editoriales, como editor general de la revista Culturas Científicas y parte del comité de Mutatis Mutandis, refuerza este compromiso con la producción de conocimiento filosófico abierto y de calidad. “La experiencia en grupos de investigación y en revistas me permitió establecer redes sólidas y adquirir herramientas para proyectar mi investigación doctoral de manera más coherente y estratégica”, afirma.

Filosofía de la mente: un cruce constante

Finalmente, Alfredo subraya cómo su enfoque en filosofía de la mente se ha visto enriquecido por el Doctorado: “El programa ha sido un excelente espacio para profundizar en cuestiones centrales sobre percepción, construcción del conocimiento y procesos mentales. Un cruce muy significativo ha sido conectar la filosofía de la percepción con debates sobre funcionalismo y modelos computacionales de la mente”, señala.

Gracias al enfoque interdisciplinario, ha podido desarrollar competencias filosóficas y analíticas para dialogar con la neurociencia computacional y el aprendizaje automático, aportando una mirada crítica a los supuestos teóricos de los modelos cognitivos actuales.

Para Alfredo, este cruce entre tradición y frontera es el sello de un espacio fértil que invita a pensar la mente desde la filosofía, en diálogo constante con otras disciplinas y con la realidad contemporánea.


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